Aún existiendo ya evidencias de la importancia de la composición corporal en la salud, nuestra mayor preocupación cuando nos sometemos a una dieta y/o programa de entrenamiento sigue siendo el peso total, lo que nos dice la báscula
La idea de “más salud a menor peso” viene en gran parte debido a la extendida utilización del Índice de Masa Corporal (IMC). Éste índice, proporciona un valor a una relación existente entre su masa y su altura, calculado por la siguiente fórmula:
Ésta cifra se compara con los
valores de referencia establecidos por la Organización Mundial de la Salud, OMS (en el año 2000),
dando unos niveles de riesgo según el intervalo en el que se encuentre el
sujeto, que se muestran en la tabla siguiente:
Valores referidos a población entre 25 y 34 años, aumentan un punto por cada diez años por encima de los 25
El principal inconveniente de esta fórmula es que considera que todo el exceso de peso respecto a la "media" es debido a un aumento de grasa, pudiendo dar valores iguales para una persona con elevada masa grasa y a otra con una masa muscular muy desarrollada, lo cual no supondría ningún riesgo para su salud.
La diferencia entre uno y otro será su composición corporal.
También es destacable su falta de fiabilidad cuando una persona tiene una masa muscular muy baja (que es habitual por mi experiencia), y un exceso de grasa, que en conjunto puedan incluirse en un IMC "saludable".
Otro gran problema, y quizás el
más importante cuando buscamos mejorar nuestra salud, es que se mide el avance por un único valor. Sin
considerar que el peso perdido pueda ser debido a la masa muscular.
De éste concepto de “composición
corporal” surge la importancia de evaluar el cuerpo en distintas componentes;
masa grasa y masa libre de grasa de una forma sencilla, o en valorar los
distintos compartimentos más detalladamente, (como masa grasa, masa muscular,
masa ósea, piel y masa residual).
No considerando únicamente el peso como estamos acostumbrados, ya que éste sea bajo no significa necesariamente mejores parámetros de salud
No considerando únicamente el peso como estamos acostumbrados, ya que éste sea bajo no significa necesariamente mejores parámetros de salud
Por tanto, para un adecuado
seguimiento en la pérdida de peso, o para personas que quieran mejorar su masa
muscular, lo más recomendable es estudiar los cambios en la composición
corporal, y la evolución de ésta.
Para ello se puede disponer de múltiples herramientas, de las que vamos a destacar dos:
Para ello se puede disponer de múltiples herramientas, de las que vamos a destacar dos:
La primera opción, son las básculas dotadas de sistemas
de bioimpedancia. Éstas basan su funcionamiento,
expresándolo de forma sencilla, en diferenciar la grasa del
resto de los tejidos corporales.
La pega a estos instrumentos es que según las fórmulas que utilicen y la calidad que posean pueden llevar a errores, sobre todo debidos a diferentes grados de hidratación de la persona en el momento de la toma de medida.
Eso sí, son una herramienta simple y accesible que permite al menos hacer un seguimiento más preciso que únicamente conocer nuestro peso y talla.
La pega a estos instrumentos es que según las fórmulas que utilicen y la calidad que posean pueden llevar a errores, sobre todo debidos a diferentes grados de hidratación de la persona en el momento de la toma de medida.
Eso sí, son una herramienta simple y accesible que permite al menos hacer un seguimiento más preciso que únicamente conocer nuestro peso y talla.
Otra opción relativamente sencilla
es la realización de medidas de Cineantropometría (o más comúnmente antropometría). Éstas, realizadas por una persona cualificada, proporcionan una
información precisa de los componentes del cuerpo, como masa grasa, masa
muscular y masa ósea.
Esta técnica mide distintos pliegues de grasa subcutánea, perímetros (brazo, cintura, cadera, pierna…) y diámetros óseos, lo que permite hacer un seguimiento mucho más preciso de en qué zonas y de que componentes (grasa o músculo) se está produciendo la pérdida o ganancia.
Esta técnica mide distintos pliegues de grasa subcutánea, perímetros (brazo, cintura, cadera, pierna…) y diámetros óseos, lo que permite hacer un seguimiento mucho más preciso de en qué zonas y de que componentes (grasa o músculo) se está produciendo la pérdida o ganancia.
Si estamos pensando en seguir
una dieta nueva y/o programa de entrenamiento, esta técnica nos permite llevar un
control riguroso de cómo vamos alcanzando los objetivos, además de la
prevención de elevadas pérdidas de masa muscular en regímenes de adelgazamiento (que conllevan un importante rebote como veremos en entradas futuras).
Bibliografía:
- WHO; Global Database on Body Mass Index - http://apps.who.int/bmi/index.jsp
- A. Stewart y Col. Protocolo
Internacional para la Valoración Antropométrica. Traducción de F.
Esparza-Ros. ISAK (2011)
- J.L. Alvero Cruz y Col. Protocolo
de valoración de la composición corporal para el reconocimiento médico-deportivo.
Documento de consenso del grupo español de cineantropometría (GREC) de la
federación española de medicina del deporte (FEMEDE). Versión 2010. Archivos de
medicina del deporte, vol. XXVII, No 139 (2010) pág. 330-334